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Historia repetida: el gran déficit del River de Gallardo que se volvió a hacer presente ante Argentinos

La banda no pudo vencer al Bicho en la ida de octavos de Copa Libertadores.

River
Fuente: River Plate

A esta altura, de más está remarcar las virtudes del River de Gallardo. A lo largo de su era, el Muñeco ha formado varios equipos y todos se han destacado por su buen juego, sobre todo en la parte ofensiva. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, hay un problema que empezó a ser recurrente en el Millonario. Y se volvió a hacer presente anoche en el partido ante Argentinos.

Indudablemente, en un ciclo tan exitoso como el de Marcelo Gallardo en River, hay muchas más cosas positivas que negativas. En estos siete años, el Millonario ha enamorado a sus hinchas con un fútbol vistoso, de ataque, agresivo y contundente. Pero ese poder de fuego se fue perdiendo últimamente y el elenco de Núñez lo pagó caro en varios encuentros.

Los equipos del Muñeco siempre se caracterizaron por ser muy goleadores. Y en los primeros tiempos de Gallardo como DT, era común ver a River ganando por goleada. A tal punto era esto que no solo los delanteros marcaban, sino que los volantes también llegaban mucho al gol. Sin embargo, a medida que los rivales fueron tomándole la mano al conjunto de Núñez, el poderío ofensivo mermó.

De esta manera, desde hace un tiempo, River se convirtió en un equipo que desperdicia muchas ocasiones claras y no tiene contundencia de cara al arco. Para colmo, la mayoría de estos partidos en los que la banda carece de efectividad terminan con resultados negativos. Y se cumple aquella máxima futbolera que indica que los goles que no se hacen en un arco, se hacen en el otro.

En este contexto, River empató o perdió infinidad de partidos que tenía para ganar por varios goles. Y en la jornada de ayer, la historia se repitió. La banda no pudo aprovechar las chances que tuvo y Argentinos igualó las acciones, lo que complica las aspiraciones del Millo en la Libertadores. Sin dudas, este tema es uno de los que más preocupa a Gallardo, quien deberá trabajar mucho para que River vuelva a ser ese equipo temible de cara al gol.