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Inolvidable: el recuerdo de River a nueve años del Ramirazo en la Bombonera

En el Millonario jamás olvidarán lo que se vivió en la cancha del rival de toda la vida

River
Fuente: River Plate

En una historia de River con muchas fechas inolvidables, con el 9 de diciembre de 2018 en lo más alto del podio, el 30 de marzo también es un día muy especial. En 2014, hace exactamente nueve años, Ramiro Funes Mori silenció la Bombonera con aquel cabezazo sobre la hora. Un gol que serviría para abrir una etapa de títulos y de triunfos históricos a Boca. Así es el recuerdo por parte de Núñez.

Porque si bien River consiguió torcer la paternidad en los últimos superclásicos de la mano de Marcelo Gallardo, ese 2-1 en La Ribera fue impresionante. El entrenador todavía era Ramón Díaz y marcó un punto de inflexión determinante. El día del Ramirazo y el famoso no fue córner quedará grabado en la memoria y el corazón de los hinchas por el contexto y la situación

El frentazo de Funes Mori, tras el centro de Lanzini y la mala salida de Orion, llegó después de un córner dudoso. Luego del partido se provocaría polémica por las declaraciones de Carlos Bianchi, en aquel entonces el DT de Boca, que habló de “Pitanazo” en alusión a Néstor Pitana. Si, el juez del clásico que el año pasado se retiró del arbitraje y fue homenajeado en Misiones.

El encuentro se terminaba en cancha de Boca y Juan Román Riquelme había salido reemplazado tras convertir un golazo de tiro libra. Y a poco del final, Pitana cobró tiro de esquina en una jugada muy compleja. Grana cerró justo y la pelota pareció rebotar en Lanzini -autor del 1-0 parcial- antes de salir. El resto es una historia conocida que River revivió en sus redes sociales: “A nueve años del Ramirazo”.

Ese 2-1 significó mucho más que un triunfo clásico. River llevaba una década sin vencer al eterno rival en la Bombonera (Clausura 2004 el anterior, 1-0 con gol de Cavenaghi). Y esa victoria lo impulsó hacia el título del Torneo Final, su último campeonato de Primera hasta hoy. Tras aquella competición llegaría Gallardo y las Súper alegrías se multiplicaron, con Madrid como foco de una final eterna.