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River en la Liga

Con un pésimo arbitraje: mucho roce y poco fútbol en un Superclásico que continúa 0 a 0

Con la ilusión de seguir estirando su diferencia en la tabla de posiciones, el Millonario recibe al Xeneize por la Liga Profesional.

Superclásico

Luego de mucha expectativa, River y Boca volvieron a verse las caras en una nueva edición del Superclásico. Fue en un marco fenomenal, ya que los fanáticos millonarios convirtieron al Monumental en una verdadera fiesta. Sin embargo, los jugadores no fueron los grandes protagonistas del primer tiempo y el cero no se movió del marcador.

El primer tramo del Superclásico fue muy discutido. Ya que a tres minutos del arranque, Darío Herrera condicionó a Rodrigo Aliendro tras mostrarle una injusta tarjeta amarilla. Luego de ello, River intentó no irse del partido y tuvo su primera chance, cuando Nacho Fernández probó desde afuera del área con un potente zurdazo. No obstante, Sergio Romero despejó al tiro de esquina.

Con el correr de los minutos, River se fue adueñando del trámite, y comenzó a llegar con mayor peligro al área de Boca. Tal fue así que a los 20, tuvo lugar otra polémica jugada, cuando Facundo Roncaglia se llevó puesto a Lucas Beltrán. Pero a pesar de las protestas, todo quedó en la nada. De igual manera, el Millo siguió intentando y volvió a quedarse muy cerca de festejar.

Una vez más, la oportunidad llegó gracias a Lucas Beltrán: se elevó completamente solo y cabeceó cruzado. Sin embargo, su remate se fue a centímetros del palo y la gente del Millonario no pudo celebrar. A pesar de la chance fallida, comenzó a fluir el juego del equipo de Demichelis y los vacíos en la defensa de Boca quedaron al descubierto.

Pero los intentos del Millonario no dieron frutos y todas las miradas se centraron en las amonestaciones. En conclusión, el Superclásico se vio sumamente interrumpido y el juego no siguió su curso, por lo que el cero se impuso al término de los primeros 45 minutos. Por lo tanto, los de Martín Demichelis saldrán al complemento con el cuchillo entre los dientes, y con la ilusión de quedarse con los tres puntos.