A esta altura ya no hace falta decir que el ciclo de Marcelo Gallardo es uno de los más exitosos de la historia de River, más allá de cualquier mal resultado. Sin embargo, no todo es color de rosa, y a lo largo de estos años ha mostrado varias falencias. A propósito, hay una problemática que fue recurrente en todo este tiempo. Y volvió a hacerse notar en los últimos partidos.
Por supuesto que la camiseta de River obliga a pelear todos los frentes. Y más aún desde que Marcelo Gallardo es del entrenador, ya que el Muñeco es muy exigente y acostumbró a los hinchas a ganar. Pero para lograr esto es fundamental contar con un plantel amplio y de calidad que permita formar equipos fuertes para afrontar cada competencia.
El principal problema radica en que al disputar dos o más torneos, hay partidos cada tres días, por lo que es necesario regular las cargas y rotar a los futbolistas. Justamente, este es el aspecto que más le ha costado a River desde 2014, cuando llegó el Muñeco. Es que bien el equipo conquistó muchos torneos internacionales, pocas veces se afirmó en el plano local, donde perdió muchos puntos cuando no estuvieron sus figuras.
La explicación a esto es clara: los distintos River de Gallardo siempre tuvieron planteles cortos. Además, el punto más importante tiene que ver con la gran brecha que existe entre los titulares y los suplentes. Es decir que al equipo alternativo le cuesta encontrar el mismo funcionamiento que tienen los once que juegan habitualmente.
A tal punto llega esta problemática que es una de las pocas cosas a las que Gallardo no le ha encontrado la vuelta, y se sigue manifestando aún hoy. River anoche volvió a perder ante Godoy Cruz y el nivel de los suplentes fue muy pobre. Sin dudas, el Muñeco debe ocuparse de esto y lograr achicar la brecha para no extrañar tanto a sus mejores hombres cuando tengan que descansar.
