¿Cómo se hace para definir este momento? No es fácil, evidentemente. ¿Y cómo se hace para salir? Más complejo parece aún. Ya sin la Copa Libertadores, un año que parecía apretadísimo por el Mundial hoy se observa muy largo y cuesta arriba. En todo caso, la reinvención de River tendrá que proyectarse sobre otra Libertadores, la del año que viene. Porque los números del equipo dejan que hablar.
Una Copa para la que el Millonario no está clasificado. Con la durísima caída de este domingo contra Godoy Cruz, de hecho, quedó al límite de estar virtualmente afuera de los que tendrán pasaje por la tabla anual. En el caso de la general, con la salvedad de que si la Liga terminara hoy y Newell’s fuera el campeón, entraría por la ventana por un nuevo cupo abierto.
Lo cierto es que en una lucha paralela que es muy disputada en puntos entre Racing, Gimnasia, Newell’s, Estudiantes, Argentinos. Y más, si la Banda no quiere cortar clavos para meterse en la Copa 2023 tendrá que dejar de perder puntos. Y para eso deberá recuperarse rápido: entre todas las competencias, los del Muñeco perdieron tres de sus últimas cuatro presentaciones.
En ese lapso, sacó un punto de 12, con dos goles a favor y seis en contra. Ya afuera de la Libertadores 2022, el 0-2 ante el Tomba lo dejó por debajo de la mitad de la tabla en la Liga Profesional, 15° entre 28 conjuntos y a siete unidades de los rosarinos. Claro, con siete fechas disputadas, todavía quedan 20 partidos para ilusionarse con el bicampeonato de Liga.
River necesita una reacción inmediata para comenzar a enderezar números impropios para el ciclo Gallardo. Tan inmediata como este miércoles: en San Luis, se enfrentará a Barracas Central por los 16avos de final de la Copa Argentina. Un certamen que también da un boleto para la Libertadores del año que viene y que, de seguir avanzando, lo podría volver a emparejar con Boca, en este caso en semis.