River, históricamente, ha transitado su camino con distintos técnicos que dejaron su sello. Pero hay dos nombres que hoy comparten similitudes en el libro de páginas escritas en Nuñez: Ángel Labruna y Marcelo Gallardo. Ambos llegaron al club desde muy chicos, se formaron dentro de la institución hasta la mayoría de su edad.
Comenzando a transcurrir los años desde las divisiones juveniles, los dos asemejaron modos, costumbres, gustos, sentimientos y toda una cultura que nivela a la gente de River. La impronta que le inculcaron a sus equipos, hoy muestra una historia similar plasmada en los 70 por Labruna y en la contemporaneidad por Gallardo.
Sostenidos por un estilo, una iniciativa, protagonismo, juego de alto vuelo, ambición, facilitar el espectáculo. La capacidad estratega de un Gallardo obsesivo y las observaciones constantes de Ángel para descubrir el puesto a los jugadores, o a quién había que retener con la marca.
Con el paso del tiempo, el Muñeco fue avanzando y conquistando récords que inmortalizaron a Labruna y muchos lo incitaron a compararse pero él asumió que nunca compró esa competencia y que simplemente se sentía honrado de que lo sentaran “a la mesa de los grandes ídolos de River”.
A principios de 2021, Gallardo ya había supero los seis años y medio de Labruna, quien estuvo en Nuñez entre febrero de 1975 y agosto de 1981. Hoy conmemora un año más bajo la actual conducción del Millonario. Aún se encuentra detrás de los 12 años de José María Minella, ya que dirigió a River desde 1947 hasta 1959.
