La gran victoria ante Talleres sigue repercutiendo fuerte en el mundo River por la gran importancia que tuvo. No solo teniendo en cuenta la pelea por el Torneo de la Liga Profesional, sino debido al difícil contexto que se presentó en Córdoba. En definitiva, fue un triunfo muy festejado entre los hinchas. Y esto también aplica a Marcelo Gallardo, quien causó furor con su alocado festejo en el segundo gol.
Después de la expulsión de Felipe Peña Biafore todo era preocupación en River, pero hubo una persona que mantuvo la calma en medio del caos: Marcelo Gallardo. Lejos de descontrolarse, el Muñeco ajustó las piezas en su equipo y les pidió a sus jugadores que sigan con la misma idea. Este plan salió a la perfección, y el Millonario se fue al descanso ganando por 1-0.
A través de una jugada preparada, Robert Rojas marcó el primero y desató la euforia de los hinchas, aunque todavía quedaba mucho partido por delante. Ya en el complemento, Gallardo hizo algunos cambios con el objetivo de sostener el triunfo. Pero siempre yendo en busca de más. Finalmente, a quince minutos del final, y cuando Talleres se venía con peligrosidad, River liquidó la cuestión.
Agustín Palavecino puso a correr a Julián Álvarez, quien hizo una soberbia maniobra y dejó solo al recién ingresado Braian Romero. El ex Defensa y Justicia no perdonó y definió con certeza ante la salida de Guido Herrera, para colocar el 2-0 final. Esto provocó el delirio de todos los suplentes que estaban calentando detrás de aquel arco. Y también de Marcelo Gallardo.
El Muñeco se metió en el campo de juego a puro grito y salto, para luego estrecharse en un abrazo con Bruno Zuculini y Agustín Palavecino. Finalmente, regresó al banco de suplentes con los puños en alto y empujó cariñosamente a Matías Biscay. La enorme sonrisa del DT lo decía todo, River liquidaba el encuentro y se llevaba tres puntos que pueden ser cruciales para gritar campeón.