Tan solo quedan días para que se produzca el inicio de la Fase de Grupos de la Copa Libertadores. Esto permite apreciar que el primer partido de River será en Venezuela ante Deportivo Táchira en la ciudad de San Cristóbal. No obstante, se trata de un cruce que se desarrollará en medio de un problema que existe entre el gobierno argentino y el venezolano.
Un problema que afecta al fútbol
Todo comenzó en el 2023. Cuando un Boeing 747 de la empresa venezolana Emtrasur quedó retenida en las instalaciones del aeropuerto internacional de la localidad de Ezeiza. Meses más tarde, Javier Milei decidió que el mismo fuera entregado a autoridades de Estados Unidos, que solicitaron su incautación para realizar una investigación.
“Venezuela ejerce plena soberanía en su espacio aéreo, y reitera que ninguna aeronave, que provenga o se dirija a la Argentina, podrá sobrevolar nuestro territorio”, manifestó Yván Gil, que se desempeña como canciller de Venezuela, en su cuenta oficial de Twitter. Por lo tanto, esta normativa afecta a los equipos argentinos que deben jugar en aquel país.
La odisea de River
En la semana, los directivos de River buscaron contratar un charter por medio de una aeronave extranjera. Sin embargo, no hubo buenos resultados y se decidió aplicar una decisión bastante lógica. Porque el plantel de River partirá desde Ezeiza con destino a la ciudad de Cúcuta en Colombia. Un vuelo directo que tiene un tiempo estimado de casi nueve horas.
Una vez en tierras colombianas, los jugadores y el cuerpo técnico de Martín Demichelis van a subirse a un micro hacia la ciudad de San Cristóbal, en Venezuela. La distancia máxima es de dos horas. Y la intención es realizar el entrenamiento del lunes en este lugar para adaptarse a las condiciones climatológicas. Mientras que la vuelta se va a producir en la jornada del miércoles 3 de abril.