Forma parte de un ritual del club de manera anual y cada celebración de cierre de año es única para los chicos. Porque este evento reúne a todas las escuelas River de todo el país y del exterior. Este domingo, a pesar de que ya arrancó el Mundial de Qatar, hubo otra fiesta aparte. En el Camp de Ezeiza, más de 2.000 niños y jóvenes vivieron momentos inolvidables. Con un invitado de lujo, fue una jornada impresionante.
En el predio de Ezeiza, los chicos estuvieron disfrutaron de principio a fin. Se compartieron una variedad de actividades con sus compañeros de las distintas entidades formativas que representan a River. Estas escuelitas pertenecen a pequeños clubes alejados de Núñez que se dedican a enseñarles los primeros pasos en el fútbol a chicos y chicas.
Algunos de ellos, con el paso del tiempo, pueden ser incorporados al staff de Infantiles, Juveniles o Femenino de River. Aunque, el principal objetivo de cada una de estas organizaciones es estimular a los niños con la práctica del deporte. Y justamente este fin fue parte del mensaje que transmitió el Chori Domínguez, el invitado de lujo.
El histórico delantero de River estuvo junto a los directivos Ignacio Villarroel (vice segundo) y Andrés Ballotta (tesorero). El inflable gigante del ídolo Ángel Labruna también fue uno de los protagonistas de la cita. Asimismo, hubo una constante de emoción con banderas, camisetas y todo tipo de elemento imaginado con los colores de la banda roja.
Fueron muchas las actividades que se expusieron durante el día, pero naturalmente no podía faltar el fútbol. Por eso, existió una especie de mini torneo entre las escuelitas presentes, aunque se trató de algo más entretenido que competitivo. Y los pequeños pudieron disfrutar de pisar el mismo césped en el que se entrenan sus ídolos de la Primera de River.