Muchas son las cualidades que se le puede nombrar y destacar a Marcelo Gallardo en este ciclo tan glorioso que tiene desde que llegó a River. Pero hay una en particular y que es reconocida en todo el mundo del fútbol: potenciar a jugadores. Cuando pareciera que la impaciencia juega en contra, el DT los lleva a su mejor nivel. Como lo hizo con Lucas Alario hace algún tiempo.
El Pipa llegó desde Colón de Santa Fe como una de las grandes sorpresas en el mercado de pases del 2015. Arribó en el segundo semestre para disputar la Copa Libertadores y a base de goles, en esa misma edición, se ganó un lugar considerable. Claramente, luego se consagraron y fue autor del tanto que abrió la finalísima ante Tigres de México.
El delantero llegó a convertirse en uno de los máximos anotadores en la era del Muñeco, que luego fue destronado por Rafael Santos Borré. Sin embargo, su recuerdo siempre fue grato para los hinchas. A pesar de la forma en la que decidió dar un paso al costado, allá por 2017 cuando emigró a Europa para calzarse la camiseta del Bayer Leverkusen.
Aunque nunca imaginó que la historia no sería la misma que vivió en Núñez. Porque comenzó a costarle la adaptación en la Bundesliga, la apertura en la red no se concretaba y luego sufrió una lesión que lo relegó mucho tiempo. Con ansias de poder tener un lugar en la Selección Argentina, retornó a las canchas en busca de continuidad. Pero su actualidad no es la mejor.
En un duelo del Bayer Leverkusen, por el torneo local del fútbol alemán, Alario fue protagonista pero por una mala noticia. Dado que tuvo la posibilidad de poner en partido a su equipo. Para la racha negativa del atacante, erró un penal ante el Wolfsburgo y no logró revertir el encuentro (cayeron 2-0). Ahora, la realidad es adversa… ¿Corre de atrás para ser parte de la Selección?