El 2025 quedará marcado como un año irregular para los dos gigantes del fútbol argentino. Tanto River como Boca atravesaron momentos de confusión futbolÃstica, decisiones discutidas y resultados por debajo de lo esperado. Sin embargo, cuando el calendario empieza a bajar la persiana y el análisis se corre del frÃo número para apoyarse en sensaciones, el balance final no golpea de la misma manera en ambos lados.
En el eterno rival, el año terminó lejos de ser ideal, pero con un cierre que cambió el humor general. La clasificación a la Copa Libertadores 2026 funcionó como un punto de inflexión que reordenó expectativas, alivió tensiones internas y permitió que el hincha vuelva a proyectar. No fue una temporada brillante, pero sà una que encontró una reacción a tiempo.
Del otro lado, River terminó el año envuelto en más dudas que certezas. La imposibilidad de clasificarse a la Libertadores y la obligación de conformarse con la Copa Sudamericana dejaron una sensación de retroceso que pesa fuerte en Núñez. A eso se le suman rachas negativas, un equipo sin identidad definida y la percepción de que las respuestas llegaron tarde, cuando el daño deportivo ya estaba hecho.
Ahà es donde el termómetro del hincha marca la diferencia. Mientras en Brandsen 805 el cierre del año permite una lectura de reconstrucción con objetivos grandes por delante, en Núñez el clima es de urgencia y revisión profunda. El mal año no se mide solo por los tÃtulos que no llegaron, sino por cómo se sale del golpe, y en ese punto el contraste es evidente.
Los hinchas hablan: River con urgencias, Boca aliviado pese al mal año
Boca no convirtió el 2025 en un éxito, pero sà logró transformar el fracaso en punto de partida. River, en cambio, cerró el año obligado a barajar y dar de nuevo, con menos margen y más presión. Y los hinchas lo hacen notar, con muchas crÃticas en redes sociales y con cuestionamientos lógicos tras un cierre de año muy pobre en lo deportivo.


