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River en la Liga

Martín Demichelis y una sincera confesión pensando en la definición de la Liga Profesional: “Ojalá”

El entrenador del Millonario palpitó las grandes chances de ser campeón este fin de semana.

Demichelis
Fuente: River Plate

A pocas horas de tener la gran chance de festejar su primer título como entrenador de River, la palabra de Martín Demichelis fue furor. Porque, claro, hay una enorme expectativa pensando en la consagración que podría darse antes o después del partido frente a Estudiantes de La Plata. En esta línea, el DT habló y lanzó una sincera confesión: “Ojalá”

Martín Demichelis brindó una extensa entrevista para el diario La Nación en la que contó muchos detalles de su vida que forjaron su personalidad. “Yo utilizo una frase desde que llegué a River: nosotros ganamos, empatamos o aprendemos. Y está claro que cada derrota nos hizo tomar nota de esas experiencias. Y nos fuimos haciendo más fuertes”, comenzó.

“El deporte te puede golpear en cualquier momento si bajás un poquito tu grado de tensión competitiva. Por eso me llena de orgullo y de placer la intensidad y la paciencia del equipo. Dimos un golpe sobre la mesa: River es el mejor equipo del fútbol argentino. Estamos por coronar un lindo objetivo que construimos desde hace siete meses y hay que estar concentrados. Ojalá sea el sábado con nuestra gente”, se sinceró.

Más allá del objetivo de ganar el torneo, Demichelis reconoció que ya cumplió una de sus grandes metas. “Mi gran sueño era que los hinchas del equipo que esté dirigiendo llenen el estadio. Eso significa que el equipo juega bien, sino el estadio no se llena. Ver una y otra vez el Monumental lleno, con la gente feliz, disfrutado de cómo juega River, me hace sentir pleno”, comentó.

Sobre su filosofía como DT reflexionó: “no se trata de tener testosterona, sino que hay que tener estómago, tripa. Porque hay sensaciones especiales en el campo, como cuando un central se la tiene que bancar mano a mano porque estamos altísimo en el campo y debe esperar la llegada de la ayuda de un compañero. Y para eso hace falta tripa, estómago. Lo mismo corre para un entrenador: hay que tener tripa. Y a mí, por cómo me golpeó la vida, de alguna manera se me endureció la tripa para ser cauto, calmo, y tener el estómago preparado para cuando parece que se derrumba un partido y llega la hora tomar esas decisiones fuertes y difíciles”.