Ramón Díaz es, sin ningún tipo de duda, uno de los máximos ídolos de la historia de River, y hay una gran cantidad de motivos para justificarlo. Su grandioso trayecto como jugador y su exitoso paso como entrenador son algunos de ellos, pero hay uno que destaca por encima: el amor hacia el club. Este 29 de agosto, el Pelado está cumpliendo 62 años, y qué mejor momento para recordar el amor de todos los hinchas riverplatenses.
Sus diferentes momentos como técnico del Millonario lo han puesto en un pedestal, pero el vínculo entre el club y él data de mucho antes. Resulta que el riojano es un hijo de la casa, y surgió de las inferiores del conjunto de Núñez. El 13 de agosto de 1978, Ramón tuvo su estreno como futbolista de Primera División y, desde aquel momento, comenzó la carrera de uno de los grandes ídolos de la institución.
Los rendimientos de Ramón vistiendo los colores de River fueron muy buenos, por lo que desde el viejo continente se interesaron en él. De este modo, el riojano cerró una primera etapa en Núñez en 1982, en la cual logró cuatro títulos. Sin embargo, y como es evidente, la relación no se terminó en aquel momento, sino que Díaz retornó en 1991, para volver a marcharse en 1993.
Su paso como DT
No obstante, a pesar de las grandiosas actuaciones como jugador, su mejor versión estuvo en el banco de suplentes. Luego de su retiro profesional en 1995, el Pelado asumió como entrenador de River, dando comienzo así a una de las mejores épocas del club. Resulta que, durante su primer paso como técnico, el Millonario se convirtió en uno de los mejores equipos a nivel mundial.
Tal es así que, en sus primeros años como técnico, Ramón alzó cinco títulos locales y, además, la Copa Libertadores de 1996 y la Supercopa Sudamericana del año siguiente. Luego de pasar por varios clubes, Díaz retornó a la institución en 2012. Desde su asunción hasta mediados de 2014, el conjunto de Núñez sumó sus primeras dos conquistas posteriores al descenso.
No queda ningún tipo de duda que el Pelado entra entre los más grandes ídolos de todos los tiempos de la institución. Todos esos motivos son suficientes para que sea considerado como un emblema, pero la distinción de ícono se la otorga el amor por los colores. Ramón está de cumpleaños, y el pueblo riverplatense le manda un caluroso saludo.