La segunda compra más cara de la historia de River. Uno espera mucho más, siempre. Pero Miguel Borja está inmerso en ese proceso de adaptación a un nuevo ritmo futbolístico. Y a un nivel de exigencia al que seguramente nunca estuvo sometido. Desde que llegó al elenco que comanda Marcelo Gallardo, hay una situación que inquieta a todos los hinchas. ¿Qué le pasa?
Miguel Borja despierta sentimientos distintos en el mundo River. Sí, reúne consenso en un ítem fundamental a la hora de analizar los partidos: hace los goles que al equipo tanto le cuesta fabricar. Desde su llegada a mitad de año, infló las redes en cuatro ocasiones (Aldosivi, Central Córdoba, Barracas y Banfield, solo en uno de esos partidos fue titular).
Sin embargo, la situación que alarma es que no termina de convencer en el aspecto colectivo. Es efectivo y contundente, algo ampliamente necesario en un conjunto bastante irregular al cual le cuesta muchísimo romper los esquemas (defensivos y a veces no tanto) de los rivales. Y esa falencia se refleja en los minutos que Gallardo le dio en cancha.
¿Cuántos partidos jugó Miguel Borja?
Hasta ahora, jugó 12 partidos con River y en solo tres de ellos fue desde el arranque. Apenas completo los 90′ una sola vez, en la caída con Sarmiento. Porque Borja se destaca sobre el resto cuando las pelotas llegan el área, cuando hay que ganar en las alturas o simplemente cuando hay que mandar la pelota a la red. Pero se opaca cuando se lo necesita para conectar o descargar con los volantes.
El juego con los pies le provoca cierta incomodidad. Y por eso sus apariciones vienen siendo esporádicas y variables. De una jugada maravillosa contra Aldosivi, acumulando rivales a la carrera. Un pase magistral para dejar a Simón mano a mano contra Banfield, a toques desapacibles y bastante erráticos contra Tigre o contra Boca.