River dejó pasar una nueva y gran oportunidad de acercarse a la punta del torneo. El pálido 0-0 ante Arsenal no hizo más que aumentar la preocupación en los hinchas y también seguramente en Marcelo Gallardo. Dado que no puede lograr que su equipo termine de despegar futbolísticamente. Pero además, por un llamativo dato sobre Lucas Beltrán.
Hace unos días, River había dado un paso adelante hace Newell’s. Pero ahora uno hacia atrás en Sarandí. Errores hubo muchos, pero la que más intranquilidad provoca es la falta de chances de gol. Lo previsible que se volvió el equipo, apostando en todos los ataques a que Pablo Solari se ilumine y pueda sacarse a dos o tres rivales de encima. Y un Lucas Beltrán muy solo.
En Sarandí, el DT se inclinó por el cordobés para jugar desde el arranque. Tuvo unos buenos primeros minutos, jugando bien de espaldas y clarificando algunas jugadas. La realidad es que la tendencia de su juego no cambió y terminó nublado entre tantas camisetas del rival durante el segundo tiempo. El juego de espaldas le venía sentando bien, pero ayer no resultó.
Se resbaló mucho, los volantes tampoco aprovecharon sus descargas y nunca pudo ponerse de frente al arco. Y si el nueve del equipo no puede llegar al arquero rival y siempre está lejos de la zona de definición, River pierde lucidez en el último tramo. Por lo que depende pura y exclusivamente de que los volantes lleguen bien pisados y frescos al área.
Los números que reflejan y preocupan esta incomodidad de Lucas Beltrán son la cantidad de disparos al arco que tuvo en los últimos partidos. Fue solo uno (ante Newell’s, que terminó bloqueado por un defensor) en cuatro fechas. El ex Colón empieza a ser víctima de un sistema (o de un estilo de juego) que no favorece en absoluto al trabajo del delantero de área.