La temporada en el fútbol argentino finalizó ya hace algunas semanas atrás. Sin embargo, aún al dÃa de hoy la más reciente edición del Superclásico todavÃa sigue dando de que hablar, tanto en el Mundo River como en al vereda de enfrente, en el Club Atlético Boca Juniors. No fue un resultado más. Este partido funcionó como un punto de inflexión clave para uno, y tocar fondo para el otro, pensando en la planificación de cara al 2026.
Para Boca, el triunfo en el clásico significó mucho más que tres puntos. Fue la confirmación de una reacción en el tramo decisivo del año, el respaldo a un proceso que logró acomodarse en medio de la turbulencia y, sobre todo, la llave que abrió el regreso a la Copa Libertadores. Aún en un año irregular, el equipo de Claudio Úbeda pudo responder en el momento donde más lo necesitaban.
Por su parte, en River la lectura es otra. La derrota ante un clásico rival que venÃa golpeado tanto futbolÃstica como anÃmicamente, golpeó duro y profundizó dudas que ya venÃan apareciendo. Lejos de ser un episodio aislado, el clásico dejó a los de Marcelo Gallardo expuestos, con una fragilidad anÃmica notoria y dejando más preguntas que respuestas.
Llegando a las fiestas de fin de año, el Superclásico fue ganando peso como sÃmbolo. En Boca, aparece como una base sobre la cual construir el próximo año, un respaldo que permite proyectar con mayor tranquilidad. En River, en cambio, sumó mucha presión de cara a un 2026 donde llega con menos margen y más exigencias.
Las sensaciones de River y Boca pensando en 2026
Pensando en el próximo año, el Superclásico se extendió mucho más que solo noventa minutos. Al dÃa de hoy, en la previa del brindis de fin de año, River comenzará 2026 necesitado de una mejora urgente, mientras que el rival de toda la vida aguarda por la Copa Libertadores, dejando en claro que los dos están parados en lugares muy distintos.


