Leonardo Ponzio tiene 39 años y ya decidió que este será su último año como jugador profesional. Es por eso que le quedan nada más que ocho encuentros –nueve si River sale campeón y tiene que jugar ante Colón-. Claramente, el hincha ya lo empieza a extrañar. No caben dudas que el santafesino podría seguir sumando minutos, pero ya tomó una resolución.
En los últimos partidos, el capitán cuando ingresó lo hizo muy bien y no fueron choques cualquiera. De hecho uno fue el superclásico donde tuvo su retorno. Aunque ya tiene palabra tomada y podrá retirarse el futbolista, será ídolo para toda la vida, ¿o acaso alguien se va a olvidar que él fue quien levantó la Copa Eterna en el Bernabéu?
Las razones por las que Ponzio se convirtió en emblema –sin haber nacido en el Millonario- son muchas. La lista es muy extensa y entre los puntos más recalcados surgen el haber estado tanto en los buenas como en las malas. También haber sido clave para ganar competiciones que quedarán en las páginas doradas del club, pero un detalle no menor es su compañerismo.
¿Qué pasó ante Talleres?
El Millonario visitó Córdoba para chocar ante Talleres sabiendo que era un partido trascendental. Y que precisaba ganar para terminar de sacar la chapa de candidato. El partido inició adverso ya que a los 7 minutos dado que la Banda se quedó con uno menos por la expulsión de Felipe Peña. Pero cuando un equipo está trabajado y tiene esperanza todo puede pasar.
Y así sucedió en el Kempes. Con un jugador menos jamás, River lo ganó con autoridad por 2 a 0 con goles de Rojas y Romero. Justamente en el tanto del ex Defensa y Justicia es cuando se puso observar el gran liderazgo de Ponzio. Una vez que Romero convierte, el León va corriendo a abrazar al autor del tanto de la serenidad y sus compañeros también.