El mundo de las apuestas deportivas ha sufrido cambiado mucho en poco tiempo, a partir del avance de la tecnología. Es que hace un tiempo, podía ser catalogado como un pasatiempo o hobby, pero en el devenir de los años, sin dudas se transformó en una profesión para algunas personas. Hablamos de aquellos profesionales que han decidido ganarse la vida enfrentándose al azar, consiguiendo algo que muy pocos son capaces de lograr. Para ello, hay una pregunta que vamos a tratar de responder: ¿realmente es posible hacer de las apuestas algo más que un juego?
Los hechos hablan por sí solos: ya hay personas que lo han conseguido, y se han convertido en apostadores profesionales. Sin embargo, es algo que no resulta nada sencillo. No solo porque el azar siempre está de por medio, sino también porque requiere una gran disciplina, una enorme capacidad de análisis, mucha perseverancia y evitar dejarse llevar por las emociones. Nadie puede dudar que no es algo apto para todo el mundo, y la escasez de profesionales es la mejor prueba de ello.
El camino hacia la profesionalización en las apuestas
El primer paso que dan los apostadores profesionales es entender que, mucho antes de entrar a una casa de apuestas de calidad como esta que enlazamos, hay que contar con una buena estrategia. Ese cambio de mentalidad es vital, ya que invita a comenzar analizando estadísticas, estudiando patrones de rendimiento y por supuesto estando al día de toda la actualidad deportiva del sector en el que quiere especializarse el apostador: cambios en los equipos más importantes, lesiones, posibles fichajes, entre otros aspectos.
A diferencia de cualquier jugador que se acerca a las apuestas por simple diversión y dejándose llevar por afinidades o simpatías, los profesionales se centran única y exclusivamente en los datos. Ellos logran transformar la pasión por el deporte en un juego de números.
Ese es el punto de partida sobre el que se construye todo un camino repleto de competitividad, riesgos financieros e incluso posibles limitaciones de las casas de apuestas. Requiere constancia, ensayo y error de estrategias, un análisis constante y mantener la templanza respetando siempre las reglas del juego responsable.
Tipsters: la figura más popular
Uno de los caminos que algunos siguen para ganarse la vida es el de convertirse en tipster o pronosticador de apuestas. Como su nombre indica, el tipster es alguien que vende consejos o recomendaciones de apuestas a otros, en base a su análisis y experiencia. Con este sistema, generan ingresos a través de sus propias apuestas y de los pagos de sus clientes.
Es una labor profesional doblemente exigente, ya que el tipster no solo tiene que ganar dinero apostando, sino que también debe acertar con sus resultados para mantener su fiabilidad y que los usuarios sigan pagando por su servicio. Algo que se maneja de manera opuesta a la naturaleza del azar, pero en el que hay expertos que han conseguido erigirse como figuras de renombre a nivel internacional.
Dejando a un lado a los tipsters, si se piensa en apostadores profesionales famosos, uno de los nombres que más surge siempre es el de Billy Walters, conocido por haber ganado millones de dólares apostando. Fue pionero en el uso de sistemas informáticos para el análisis de tendencias y cuotas para elevar la precisión de sus apuestas, y eso le dio una ventaja notable. No obstante, su carrera no ha estado exenta de controversias y complicaciones legales con operadores. Una muestra más de que este no es un mundo fácil.
De hecho, además de las dificultades a la hora de gestionar riesgos, analizar patrones o gestionar el dinero, hay que tener en cuenta el estrés y la tensión. El riesgo de cometer errores es importante, y hay ocasiones en las que las apuestas pueden limitar el acceso a jugadores que encadenan muchas victorias. Lo cual afecta aún más al jugador a nivel psicológico.
La realidad de las apuestas a nivel profesional
Las historias de éxito de jugadores que han ganado millones son de lo más tentadoras, sobre todo por las grandes cifras que se manejan. Sin embargo, la realidad es más complicada. Los apostadores profesionales viven una incertidumbre permanente, presión financiera y un afán constante por dar con las ventajas que les permitan destacar frente a la competencia y abrirse camino.
No es un trabajo sencillo, además los márgenes que se manejan suelen ser muy pequeños, lo que obliga siempre a ir comparando cuotas para encontrar algún posible desajuste o desequilibrio que permita incrementar la rentabilidad. Y todo esto manteniendo una buena gestión del capital invertido en el juego, dejando a un lado las emociones y no olvidando nunca que la información y los datos son siempre la base de las decisiones.
Pasar a ser un apostador profesional no es desde luego la profesión más habitual. Es un mundo lleno de desafíos y riesgos en el que muy pocos logran mantenerse a flote. Hay casos contados que logran el éxito, ya que la mayoría descubre que tras las cuotas, las ganancias, la adrenalina de la victoria y el dinero también hay muchas derrotas, mucha presión y una labor incesante.